Amor de payasa para huesitos rotos

Enfermero Teo Mómetro y Doctora Paquita Tirita

Visitamos a Carlos de 10 años en la U.C.I. Nos cuentan que iba en la bicicleta montado en el manillar mientras pedaleaba un amigo, perdieron el control cuesta abajo y se estrellaron. Entramos en la U.C.I. Doc Tornillo y yo y lo vimos hecho polvico, con collarín. Se quedó un poco perplejo. No esperaba que apareciesen dos payasos por allí. No tenía el ánimo muy arriba. Así que lo único que hicimos fue presentarnos, cantar «Moon river» en idiomas diferentes: cuando se supone que lo hacíamos en inglés, lo cantábamos en chino, cuando se suponía que iba a ser en chino, pues en francés. Y así con varios idiomas. Luego improvisamos un blues, y nos despedimos.

La siguiente vez que lo vimos, ya en planta, en la habitación, estaba acompañado de cinco familiares. Ese día también iba yo con Doc Tornillo. La ocasión se prestó para hacer nuestro número del salvaje oeste. Carlos no estaba para participar activamente, pero la familia sí participó. Vaya que sí, y fue una sorpresa para ellos también.

La última visita fue con Paquita Tiritas, en la que improvisamos una actuación sobre el deseo de la payasa de encontrar novio. Aquí sí que provocamos la participación de Carlos, que estaba entumecido pero participativo. Lo acompañaba un familiar que también nos siguió el juego. Hubo un adiós de Carlos que nos invitaba a volver… Entrañable.

Panchi Coves (Enfermero Teo Mómetro)

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Ternura y emoción en oncología

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Este fue un día emocional de «comérselo» en el Hospital Clínico, en Valencia… De buena mañana, hicimos una intervención para una niña ingresada en oncología, que fue un regalo de amor total. Ella estaba pochita pochita, pero igualmente lo intentamos, además porque yo iba con Ambulancio (Darío Piera) que tocaba el Hang: un instrumento de percusión que produce un envolvente sonido armónico. Empezamos muy despacito. Yo me acerqué y le iba contando una historia con el abanico. Le dije que abríamos una ventana y entraba el airecito… Después entraba una hormiguita y le caminaba muy suave por la pierna y así más animalitos que llegaban a visitarla. Todo muy suave y con mucho amorcito. La mami lloraba sorprendida porque su hijita nos estaba mirando…¡¡¡Ufff!!! ¡Cuánta emoción…!

Jimena Cavalletti (Doctora Urgencia)

Música y pompas de jabón que quitan el llanto

Aquella mañana en el hospital Dr. Peset de Valencia, nada más salir al pasillo desde la habitación donde nos cambiamos, la doctora Alicia nos pidió con urgencia que entráramos a la sala de curas. Al llegar nos encontramos con una “batalla” nada habitual: estaban pinchando a una peque de 3 años que lloraba a mares mientras la sujetaban cinco personas.

Un médico residente de Primero (R1) le estaba haciendo una punción lumbar ayudado por otra doctora, dos enfermeras y una auxiliar. Todos sujetaban a la pequeña Aitana… vamos, una «montaña humana» sobre la nena. Ella lloraba mucho.

Bajo la mirada expectante y confiada de la doctora Alicia, comenzamos nuestra actuación con una música con el ukelele cantando suavemente, con un ritmo fresco y lo fuimos adornando con unas pompitas de jabón. Cuando la nena pudo escucharnos y vernos un poco, se calló al instante. Lentamente se fue calmando. Estuvimos todo el tiempo con ella, hasta que el médico acabó, la acostaron y entró su mami.

Me parece genial que el personal sanitario cuente con nosotros para estos actos médicos, que confíe en nuestro trabajo y que aproveche nuestra presencia en el hospital para intervenir en momentos como estos, tan dolorosos para los niños.

Txetxe Folch (Auxiliar Analista)

¡Buenas noches…!

¡Bienvenidos al Diario de Payasospital! Con la idea de que se conozca mejor el impacto del trabajo de Payasospital y la dimensión humana de lo que hacemos en los hospitales de la Comunidad Valenciana donde acudimos, ofrecemos este diario de anécdotas y experiencias que viven nuestros payasos cada día en las habitaciones de los niños hospitalizados que visitamos semana tras semana. Las situaciones descritas en el blog son reales pero con el fin de preservar la intimidad de las personas, aparecen con nombres ficticios.

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