Caras de milagrito

Doña Urgencia (Jimena Cavalletti)

Aquel día en el Hospital La Fe, nos encontramos con Eva, una niña de 5 años con hidrocefalia. Me acompañaba la Doctora Vacuna (Laura Suñer). Hacía muchísimo tiempo que no actuaba en Reanimación y mayores de 4 años. A mí particularmente, es un servicio en el que me gusta trabajar y ese día fue una gozada. Nada más empezar, antes de la transmisión, les regalamos un buen cóctel de malos chistes a las enfermeras. A Vacuna aun no la conocían y a Urgencia, tenían mucho tiempo sin verla. Cuando comenzamos a recorrer los boxes, un séquito de personal nos seguía para ver nuestra labor de cerca. Llegó el momento de ver a Eva. Estaba muy muy flojita. La acompañaba su madre. Nuestra intervención empezó desde la dulzura total, muy suavecito, porque a la niña hasta le costaba mantener los ojos abiertos. Poco a poco apareció la Doctora Vacuna y los ojitos de Eva empezaron a enfocarse. La señora Vacuna se acercó a un perrito de peluche que la niña tenía agarrado y lo invitó a bailar. Los dos comenzaron con un paso para acá y otro para allá, luego giros y saltos. La pequeña estaba cada vez más enfocada y despierta. De pronto comenzó a sonreír hasta reír. ¡Impagables las caras de milagrito de su madre y del personal sanitario!

Jimena Cavalletti (Doña Urgencia)

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¿Podemos no pasar?

Teo Mómetro (Pantxi Coves)

Tocamos a la puerta pidiendo permiso para entrar a la habitación de Luisa, una niña de 7 años diagnosticada de un sarcoma de Ewing (un tipo raro de cáncer de hueso). Ella está callada y pintando, entretenida. Nos mira y deja de mirarnos, se hace la interesante.

– ¿Podemos pasar?

La niña agita la cabeza en negativa, mientras aprieta la boca que contiene una risa que trata de disimular. Sigue pintando.

– A lo mejor no hemos planteado bien la pregunta.

Nos decimos en voz alta la Dra. Pili Dora (Paqui Noguera) y yo. A partir de ese momento, cada propuesta que hacemos Pili Dora y yo es un “No” por parte de Luisa. Este procedimiento se convierte en un fabuloso juego en el que provocamos la participación de la pequeña, hasta el punto en el que deja de pintar para atender cualquier propuesta y negarla al instante. Le damos la vuelta a la tortilla.

– ¿Podemos no pasar?

Entonces se vuelve hacia su padre que se encoge de hombros mientras se ríe. Como Luisa no contesta, entendemos que podemos entrar y entramos.

– ¿Ese señor es tu papá?

Y la niña se aguanta la risa y las ganas de contestar porque no quiere decir que no. El juego evoluciona a la búsqueda de preguntas que le generen contradicciones. Luisa acumulaba conflictos y de vez en cuando, respondía “No”.

Finalmente le preguntamos: ¿Quieres que nos vayamos?

Y aquí se rio diafragmáticamente y no contestó. Solo apretaba la boca y volvía a pintar. Nos íbamos y le dijimos adiós.

– ¿No nos dices adiós?

Y ella niega con la cabeza, mientras aprieta de nuevo la boca que esconde esa risa que sigue tratando de disimular.

Pantxi Coves (Teo Mómetro)

La sucesora de Shakira

Doctós Càpsulo Prentendós (Jaume Costa)

Carolina es una adolescent de 14 anys amb malària, que també van vorer Doña Urgencia (Jimena Cavalletti) i jo, el Doctós Càpsulo Prentendós, al Hospital Dr. Peset. Era de raça negra i molt alta. Sa mare va dir que ens cantarà una cançó. Ella molt tímida no volia, però al final accepta. Nosaltres van pensar que ens cantaria “Malaika” o una cançó africana i ens va sorprendre amb una cançó molt infantil que creguem que era de la sèrie “Violeta”. Amb uns passos de ball que vàrem seguir, molt simples i tontos. Molt divertit.

També es una cosa que ens passa freqüentment, que molts xiquets aprofiten la nostra visita per fer trucs de màgia, cantar cançons o qualsevol altra habilitat que tinguen. De alguna manera exercim com a públic de les seues habilitats i això pense que també es una de les nostres funcions, activar i alliberar les seues qualitats. Som nosaltres els espectadors de grans artistes. SI, SENYOR. ¡Carolina eres la successora de Shakira!

Jaume Costa (Doctós Càpsulo Prentendós)

Aprendiendo a bailar

Doctora Zirujuana (Mariló Tamarit)

Vemos a Séfora, de 12 años. Tiene un síndrome raro parecido al Down. Está en la Unidad de Escolares Quirúrgicos del Hospital La Fe. Lleva un halo en la cabeza, ese dispositivo ortopédico que se utiliza para inmovilizar la cervical y mantener el cuello en su sitio. Su aspecto es bastante impactante, pero ella es toda salero y amor. Nos dice Fina, la enfermera encargada de darnos la información, que no para de decir lo mucho que le gustamos y que está súper pendiente del día que vamos.

Ese día el Doctòs Cápsulo (Jaume Costa) y yo, entramos a su habitación y está comiendo. Ella toma solo triturado. La madre nos pide que volvamos cuando haya terminado porque se puede atragantar de la risa… Pero a Séfora eso no le viene nada bien porque piensa que igual ya no volvemos. Entonces manda a su madre en nuestra búsqueda por el pasillo: “Ya ha terminado, podéis pasar que está esperándoos…” y allí está ella con una sonrisa inmensa, dispuesta a ver cualquier cosa que hagamos.

Le explico a Séfora que Càpsulo está aprendiendo a bailar y que voy a cantar una canción preciosa para que él baile… sin darse ningún golpe. Toco y canto “Instrucciones para bailar un Vals” de El Kanka:

«Debes aprender primero a mover un pie / y después el otro para no desentonar / pensar demasiado no hace falta / hay que dejarse llevar / y acordarse siempre de ir siguiendo el compás…»

Como veis, es idónea para un torpe bailarín como Càpsulo. ¡Encima cada dos por tres se le cae el pantalón y se le ven los calzones de corazones! Séfora no puede disfrutar más. Se ríe, se encana, suspira, comenta… Cuando se encana le preguntamos a la madre si vamos bien y nos dice que sí, pero, bajamos un poco el nivel porque tiene mucho peligro… Nos cuesta mucho irnos. Ella pide más. ¡Ufff… divina!

Mariló Tamarit (Doctora Zirujuana)

Un pinchazo menos

Doña Urgencia (Jimena Cavalletti)

Aquel día en el Hospital de la Plana, en Vila-Real, con mi compañera Laura Suñer, estuvo muy divertido. La Doctora Vacuna (el nombre de su payasa) es un encanto, funciona muy bien con la gente, tiene un sí para todo y es muy muy tonta. Trabaja en un estado de fragilidad que entra muy bien a quien la recibe. Ese día visitamos a una niña, Lidia de 12 años con debut diabético. Nos habían contado las enfermeras que su padre estaba muy preocupado. Nosotras entramos a contar chistes muuuuuuuyyyyy malos y funciono genial. Su padre por momentos se iba de paseo a otro mundo, pero se lo decíamos a la cara y volvía a conectar, hasta el punto que terminó buscando un chiste en internet para contárnoslo a nosotras. Todas partiéndonos de risa y transformando la energía. Al acabar, las enfermeras nos comentaron que antes de nuestra visita iban a ponerle insulina y que después de nuestra visita, el azúcar estaba equilibrado y no hizo falta pincharla. ¡¡¡¡Uffff!!!! ¡Qué alegría dan también estos datos matemáticos concretos!

Jimena Cavalletti (Doña Urgencia)

Se asoma un ratón

Dotor Max Recetax (Sergio Claramunt)

Ese día la UCI Pediátrica del Hospital Clínico de Valencia estaba completa. La doctora Eva nos informó del estado de los menores ingresados en ese servicio e inmediatamente después, mi compañero el Profesor Microscopio (Ventura Cano) y yo, el “Dotor” Max Recetax, nos pusimos en acción.

Al acercarnos a la primera cama, nada más vernos, Sandra de 3 años, afectada por una neumonía, comenzó a gritar y lloriquear, rechazando nuestra presencia. Ante tal reacción, solo bastó una mirada entre mi colega y yo para desaparecer del campo visual de la pequeña. Estaba sola, en un medio desconocido y hostil, era comprensible que la niña estuviera desconcertada, nerviosa e irritable. Yo opté por comenzar a hacerle música a un bebé con bronquiolitis que estaba en la cama contigua. Sin embargo, mi compañero sacó a Leo, su marioneta-ratón de biblioteca, y la empezó a asomar por entre los goteros y cajas de guantes que había enfrente de la cama de Sandra. Ante la aparición y desaparición de aquel divertido ratoncito, acompañado de sus ruiditos y vocecillas peculiares, la niña poco a poco abandonó su queja y observó curiosa las peripecias de aquel personajillo. Sin darme cuenta, la música de mi guitarra ponía banda sonora a aquella escena y la pequeña, seducida completamente por Leo, comenzó a reír. Nuestra presencia no le había gustado, pero las aventuras de ese leído roedor la tenían embelesada.

Más tarde, llegó la madre de Sandra y cuando nos íbamos de la UCI, la peque nos decía adiós con la manita y nos tiraba besitos. Por supuesto, Micro y yo, salimos encantados y sorprendidos porque, una vez más, la magia titiritera había dado excelentes resultados. Una gran ovación para Leo, ese fantástico ratón de biblioteca.

Sergio Claramunt (Dotor Max Recetax)

¿Agua en el hospital?

Doctora Esparadrapa (Elena Donzel)

Llevábamos un par de meses visitando a Bego, una niña que tuvo una complicación a raíz de una sinusitis: tenía medio cuerpo paralizado. Empezaba el verano y en nuestras intervenciones en el Hospital General de Castellón, ya notábamos el aumento de la temperatura. Aquel día cuando entramos en la habitación de Bego, allí estaba: un bote de plástico repleto de esos globitos de colores que se llenan de agua y con los que todos hemos jugado de pequeños. ¡Nadie puede resistirse a tener en sus manos unas bolas blandas brillantes llenas de agua! Miramos con deseo aquel objeto que hacía estallar de emoción nuestras pupilas. Pero Bego, su mamá, Pía y yo nos preguntabamos si sería posible jugar con tales elementos… ¿Agua? ¿En el hospital?… Todas dijimos: ¡¡¡Sííííí!!! Empezamos a rellenar los globos y mientras se llenaban, la habitación se llenaba también de risas nerviosas, como si estuviéramos planeando una travesura. Una vez llenos, empezó el juego. Comenzamos a pasarnos los globos por los aires, con la tensión que creaba el no querer acabar con la habitación encharcada. Bego, que por su enfermedad no tenía casi movilidad, se sumergió en el juego sin dejar caer ni un solo globo al suelo, aun disponiendo de movilidad en solo la mitad de sus extremidades. Fue una experiencia especial. Reímos mucho y por suerte no cayó ninguno al suelo… Bueno, no en la habitación… pero esa es otra historia.

Elena Donzel (Doctora Esparadrapa)

El muñeco de Malak

Enfermera Mina Mercromina (Asun Cebrian)

Cuando llegamos al servicio, las enfermeras nos dijeron que habían llorado mucho los días pasados, pero que hoy se encontraban un poco mejor. La muerte de Claudio había sido un palo para todos. Lo conocíamos desde hacía tantos años que no soy capaz de recordar la primera vez que lo vimos. Era un chaval siempre amable que quería mucho a nuestros payasos. Junto a él, en la misma habitación, siempre estaba Malak.

Tras su muerte, tan repentina para todos, nos preguntamos cómo lo llevaría todo el servicio, en especial Malak. Las enfermeras nos dijeron que lo llevaba bastante bien. Nos sorprendió que ellas le habían confeccionado un muñeco.

Cuando entramos a verlo, enseguida nos dijo que Claudio había muerto y que él tenía allí al muñeco que lo representaba. Con una serenidad absoluta, habló de Claudio y de que se había marchado. Mi compañera de ese día, Beni Cilina (Nuria Urioz), contó una historia sobre un arco iris y después cantamos la canción favorita de Claudio. Malak le puso una maraca al muñeco y todos cantamos a voz en grito. Fue un bonito homenaje. Malak nos puso muy fácil hablar con naturalidad de la pérdida de Claudio.

Los niños nos enseñan. Ahora Malak ya no utiliza el muñeco para mitigar su dolor y poco a poco se va haciendo a la idea. Nos ha dado una lección de integridad y de cariño hacia su amigo y de cómo hacer el viaje del duelo paso a paso.

Asun Cebrian (Enfermera Mina Mercromina)

No quiere que entréis

Supervisora Remedios (Esther Ramos)

Darío te 9 anys i està ingressat per Broncoespasmo. En este xiquet, just quan anàvem a entrar, una infermera ens va pillar pel passadís i ens va dir: “Que me ha dicho que no quiere que entréis, que no tiene ánimo para nada”.

La Doctora Esparadrapa, el nom de la meua companya (Elena Donzel) i jo vam anar cap a l’ habitació per a tancar la porta i tantejar. Només de dir-li a Esparadrapa que tancara la porta que no anàvem a entrar, ell va començar a riure. La mare el mirave de reüll i al·lucinava. Així vam estar un poquet, Esparadrapa que deia que per suposat que l’ anava a tancar i mai la tancava… Vam fer eixe joc des de la porta i va funcionar genial. El misteri del que es diu en un principi i el que passe al final.

És veritat que este xiquet al dia següent que vam tornar, l’ havien pujat a UCI i li estaven fent una placa. Estava en el llit que està dins la cristalera, i es va tapar la cara perquè no volíe saber res. Esta vegada no vam insistir. Estava clar.

Esther Ramos (Supervisora Remedios)

Una canción triste

Doc Tornillo (Quique Montoya)

Entramos en la habitación de Ander, de 10 años, ingresado en el Hospital General de Alicante. Al preguntarle si quería una canción alegre o triste, nos contesta, con complicidad y picardía en los ojos, que prefiere una triste. Al instante mi compañero, el enfermero Teo Mómetro (Pantxi Coves) y yo, comenzamos a improvisar una canción en la que todas las mascotas de Doc Tornillo (el nombre de mi payaso), se iban muriendo por diversas razones: un constipado, un atropello de camión, una caída por un precipicio… Cada vez que la canción se ponía más triste, Ander iba riendo más y más, hasta el punto de pedirnos que fuera lo más triste posible. Una vez terminada, los payasos nos quedamos con una tristeza teatral que a Ander no podía ocasionarle otra cosa que reír aún más. Ander nos dio una gran lección. Y es que a veces es necesario reírnos de las tristezas y hablar tranquilamente de la muerte. Los niños, en la mayoría de las ocasiones, están mejor preparados que los adultos para afrontar situaciones difíciles, entre ellas la muerte.

Quique Montoya (Doc Tornillo)

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