Corte de pelo

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Auxiliar de Limpieza Pía (Haydeé Bañales)

Aquel día en el Hospital General de Castellón, nos encontramos con Adriana, una adolescente de 15 años ingresada por dolores de cabeza. La supervisora nos comentó que le acaban de diagnosticar un tumor cerebral. Aún no se lo habían dicho. Se lo dirían después de nuestra intervención. Dentro de la habitación, Adriana estaba con su madre quien no podía más de tanto reír: la Dra. Esparadrapa (Elena Donzel) y la Auxiliar de Limpieza Pía (el nombre de mi payasa) intentaban mostrarles su gran talento para el baile.

A la semana siguiente, entramos a su habitación contando unos chistes terribles: se rieron muchísimo también. Al finalizar nuestra intervención, la madre nos pidió una canción. Esparadrapa cantó una tierna canción, mientras Pía bailaba con la madre. De un momento a otro la madre pasó de la risa al llanto. Me abrazó y me susurró al oído que al día siguiente operarían a su hija. Nos despedimos y le prometemos que las buscaríamos por todo el hospital en nuestra próxima visita.

El jueves preguntamos por Adriana en la UCI pediátrica, pero no estaba allí. Finalmente, nos autorizaron a entrar en la UCI de adultos. Al fondo del pasillo, antes de entrar, una persona agitaba fuertemente sus brazos mientras gritaba: «¡Mis niñas vinieron!» Era la madre. Había estado toda la noche sentada en la salita de espera. No había podido ver a su hija desde que le operaron el tumor. Se le iluminó la cara al saber que Pía y Esparadrapa visitarían a su niña.

El personal sanitario nos dejó pasar, pero a la madre no. Ella, con una lagrimita y una sonrisa, nos hizo un gesto de “id vosotras”. Algunas enfermeras nos siguieron para ver la reacción de la niña. Nos encontramos a Adriana durmiendo. Le habían cortado el pelo. Al escuchar la música, entreabrió los ojos. Y allí estábamos de pie: ¡las payasas! Jugamos a que nos escondíamos. Le contamos cómo nos habíamos “colado” y cómo la buscamos por todo el hospital. Le dijimos que su mami estaba fuera y que le tenía una sorpresa. La niña se reía de ver cómo nos escondíamos del personal.

Al poco rato su madre entró. Niña y madre se fundieron en un abrazo. Lloraron. La madre se había cortado el pelo como la niña. “¡Las payasas queremos cortarnos el pelo también! No hay tijeras: ¡Qué mala pata…!” Nos esfumamos cantando algo dulce y las dejamos abrazadas. La operación salió bien. Días después nos enteramos de que el tumor no era maligno.

Haydeé Bañales (Auxiliar de Limpieza Pía)

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Sin llanto y sin pañuelo

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«Dotor» Max Recetax (Sergio Claramunt)

En el último box de la UCI pediátrica del Hospital Clínico se encontraba Ricardo, un niño de 10 años ingresado por un problema respiratorio. Estaba solo y… llorando. Se nos encogió el corazón al verlo en ese estado y una mirada de complicidad entre mi compañero, el Profesor Microscopio (Ventura Cano) y yo, bastó para ponernos en acción de inmediato.

Comenzamos con mucha cautela presentándonos de una forma suave, pero muy tonta. El niño moderaba sus lloros sin perdernos de vista. Acabada esta tímida introducción, Microscopio le preguntó si le gustaba la magia. El pequeño afirmó con un leve movimiento de cabeza. Mi colega le advirtió que el “Dotor” Max Recetax (el nombre de mi payaso) era un gran mago. Yo me hice el sorprendido y con mucho apuro le dije a Microscopio que no tenía ni idea de lo que decía. Micro insistió y anunció que Max iba a hacer desaparecer el pañuelo que sacó de mi bolsillo. Sin poder eludir la situación, me puse manos a la obra.

Al primer intento de desaparición, Ricardo no dudó en señalar con su dedo dónde había ido a parar el pañuelo. El mago no era muy eficaz, sin embargo el jovencito ya había cesado su llanto. Tras varios esfuerzos frustrados, a cada cual más ridículo, creí que ya lo había conseguido, pero el pañuelo sobresalía descaradamente por debajo de mi sombrero tapándome media cara. El muchacho comenzó a sonreír. Mi payaso, desesperado, le pidió entonces un soplo mágico y… esta vez por fin… ante el asombro de los tres… ¡el pañuelo desapareció! Todos estupefactos buscamos en vano dónde podría estar el trapo evaporado. Un nuevo soplo de nuestro protagonista lo hizo aparecer de nuevo. Agradecidos y maravillados ante tal destreza, nos despedimos dejando al chaval perplejo y encantado, con un estado muy lejano al que le habíamos encontrado.

Mi camarada y yo salimos de la UCI gratamente satisfechos de contribuir al drástico cambio de humor del afligido y extraordinario mago.

Sergio Claramunt («Dotor» Max Recetax)

El gesto de Ximo

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Enfermero Teo Mómetro (Panchi Coves)

Ximo tiene 2 añitos, está en el box nº 2 de la UCI del Hospital General de Alicante por un tumor cerebral. Ya lo han operado 3 veces. Este niño es un caso complicado, desde luego. Visiblemente su afección le genera convulsiones, espasmos y tics de forma continua. Parte de ellos, al parecer, cesan cuando duerme.

Durante nuestras visitas hemos recurrido a estimularlo musicalmente por sugerencia del Dr. Roberto, el jefe de la UCI pediátrica. Ese día Ximo estaba consciente. Tenía una acompañante, no sabemos si la madre, un familiar o su tutora. En cualquier caso, estaba muy contenta de que estuviésemos allí para el pequeño.

Comenzamos a entonar “Endivinàfrica”, canción creada por nosotros donde se requiere la participación de los oyentes, pero no hacía falta buscar la respuesta de Ximo, bastaba que fuera mero espectador.

El resultado fue tal, que al terminar y marcharnos, todos animamos al crío a decir adiós, en especial la señora que lo acompañaba, que le sujetó la mano articulándola a modo de despedida. Cuando soltó su extremidad se la veía afligida, triste, desesperada…, deseando que Ximo fuese autónomo.

Para sorpresa de todos los presentes, el niñito dejó su manita suspendida en el aire e hizo un esforzado saludo por cuenta propia. La señora se echó las manos a la boca y retirándose a la pared, se echó a llorar de alegría y emoción.

A mi compañera, Pili Dora Comprimida (Paqui Noguera) esto le conmovió profundamente. Y jolín… a mí también. Sentí que habíamos sido eficaces en nuestra misión.

Panchi Coves (Enfermero Teo Mómetro)

Su caja de risas nos hizo felices

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Doc Tornillo (Quique Montoya)

Carolina es una niña negrita de cinco años, con un tumor en el pulmón. Hasta ahora, siempre que íbamos a verla, nos había mirado atentamente, pero sin más reacción. Un día que fuimos a visitarla en la UCI conseguimos hacerla reír. Era la tercera vez que la visitábamos. Ese día estaba con su mamá, y la encontramos viendo un video de Dora, la exploradora. Mi compañera, la Doctora Pili Dora (Paqui Noguera) no sabía quién era la tal Dora, la exploradora. Entre la explicación del Doc Tornillo (mi payaso) y las risas de la madre, Carolina abrió su caja de risas y nos hizo felices a todos.

Al mes siguiente, cuando fuimos a la UCI a ver a Carolina, los miembros del equipo sanitario nos dijeron que en ese momento estaban probando con ella una nueva máquina de respiración y que no podíamos entrar en su habitación para verla. No obstante, nos rogaron por favor que volviéramos más tarde ya que se habían dado cuenta que nuestra visita le hacía mucho bien. Así que cuando volvimos, fuimos a verla y la pequeña siguió riendo como la semana pasada, lo cual nos reconfortó gratamente.

¡Gracias por tus risas, Carolina! ¡Gracias por tu complicidad, mamá de Carolina! ¡Y gracias por tu sensibilidad, estimado equipo sanitario de la UCI!

¡Hermoso trabajo el del payaso de hospital!

Quique Montoya (Doc Tornillo)

¡Qué rebonico!

Doctor Otto (Oscar Benagues)

Doctor Otto (Oscar Benagues)

Volvemos a ver en el Hospital General de Castellón, a un niño muy conocido por nosotros, por los frecuentes ingresos, llamado Sergi de 7 años. Esta vez se encontraba en la UCI Pediátrica con un problema respiratorio, pero como hacía mucho tiempo que no lo veíamos no llegamos a reconocerlo. En el momento de la transmisión (donde se nos informa del estado de los niños ingresados) nos cuenta el doctor Adrián que la criatura está sedada y que cree que es mejor que centremos nuestra visita en otros niños, descartando, por tanto, la intervención con Sergi.

El pequeño está acompañado por su madre y al salir de Uci me quedé con la mosca detrás de la oreja. La cara de su madre me resultaba muy familiar… hasta que caigo en la cuenta de que se trataba de nuestro querido Sergi y su mamá.

Al siguiente jueves sucedió algo sorprendente. Sergi continuaba entubado y sedado, aunque esta vez los médicos nos habían dicho que querían que empezara a despertar. Al entrar en la UCI comenzamos a saludar a su madre y al oír nuestras voces, nuestro amiguito abrió los ojos repentinamente con la consiguiente sorpresa de los allí presentes.

Su madre nos contó que continúa tocándole la nariz a todo el mundo para comprobar si les suena, ya que de bien pequeñito, jugábamos a eso. ¡Qué rebonico!

Oscar Benagues (Doctor Otto)

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